UN RETO Y UNA OPORTUNIDAD
Alrededor de nueve millones de estudiantes de educación básica regular y cerca de medio millón de profesores esperan una alternativa para continuar desarrollando aprendizajes en este tiempo de emergencia.
Una solución única es imposible, ni las aulas virtuales, los programas de TV, las videoconferencias o el teleaprendizaje son respuesta válida para todos los escenarios ni todas las facilidades tecnológicas con las que cuentan los hogares peruanos.
Necesitamos al menos tres tipos de soluciones según sea la necesidad:
Escenario 1: Estudiantes de zona urbana con dispositivos con conexión a internet y contacto estable con su colegio por medio de algún recurso tecnológico; es el grupo que desde el primer día ya han tenido actividades de aprendizaje por medio de plataformas, streaming, intranet o alguna herramienta que ya utilizaban en sus clases cotidianas. El reto para ellos no es conectividad sino desarrollar actividades con valor pedagógico, superar el envío y desarrollo de fichas, apelar a uso de habilidades de mayor demanda cognitiva. Evitar saturar el tiempo de los alumnos (con el correspondiente desgaste, aburrimiento y fobia que pueda generar) En este grupo se incluyen estudiantes de colegios privados o nacionales, siempre que cumplan con los requisitos iniciales. Para ellos quienes pueden y están dando respuesta son los mismos colegios a los que pertenecen, unos más que otros, con algunas deficiencias en el manejo de herramientas pero con mucho compromiso en dar solución (por lo menos a los privados están poniendo en juego la pensión escolar) Podríamos decir que este grupo es autosustentable, solo habría que identificarlos y compartir experiencias. Su año escolar y aprendizajes no están en riesgo
Escenario 2: Estudiantes de zona urbana y alrededores, con acceso restringido a internet (ya sea por no contar con conexión estable o dispositivos en el hogar) casi sin manera de ponerse en contacto con sus colegios. En este grupo se encuentran la gran mayoría de estudiantes de colegios nacionales y de algunos particulares de las periferias; sus instituciones no utilizaban ninguna plataforma, probablemente no tienen datos en la nube (correos, teléfonos, etc) . Los profesores de este grupo, tienen poca afinidad con plataformas y medios de aprendizaje virtual, pero si cuentan con acceso a internet, manejan redes sociales y las plataformas del estado no le son ajenas (Siagie, Peru Educa, etc) El reto para este escenario es doble: contactar y conectar a los estudiantes con un medio de aprendizaje remoto; y desarrollar actividades de aprendizaje masivos. Para contactar a los estudiantes tienen las redes sociales, los medios de comunicación masiva y los mensajes de texto.
Para desarrollar actividades de aprendizaje, podría alternarse entre programas de aprendizaje en televisión (imagino cada canal de señal abierta destinado a un ciclo escolar con horarios determinados; por ejemplo canal dos destinado al tercer ciclo, canal cuatro al cuarto ciclo etc) que presentan información y proponen alguna actividad que ponga en juego las competencias de varias áreas. Luego de lo cual el estudiante realiza algún producto en material concreto (que se puede presentar al reiniciar las clases) o un producto que puede subirse a internet (en el poco espacio que tienen para conectarse) simultáneamente el rol de estos profesores podría ser de apoyo vía teléfono a las dudas de los alumnos al culminar el programa o de revisión de trabajos vía PeruEduca o Siagie. Con los datos de esas plataformas se puede tener información del progreso de los alumnos derivarse fácilmente al profesor encargado cuando se reinicien las clases y continuar con el año escolar sin mayor riesgo. Reto difícil pero no imposible. A ello puede sumarse toda la experiencia de muchos operadores privados ávidos de colaborar y de demostrar la fiabilidad de sus servicios. Solo se requiere organización y colaboración.
Escenario 3: estudiantes de zona rural, sin conexión a internet y dispersos en zonas geográficas poco accesibles; todos ellos pertenecientes a escuelas públicas, muchas de ellas interculturales y de idiomas variados. Aunque pareciera el contexto más difícil lo cierto es que esta realidad siempre ha estado presente, para muchos de ellos nuestra emergencia no es extraña; por lo que hay muchas experiencias que han dado grandes resultados en este contexto. No habría que inventar nada, tan solo implementar el modelo del Instituto Radiofónico Fe y Alegría; uno de los pioneros en este modelo de aprendizaje a distancia. ¿Cómo lo hacen? emiten clases radiofónicas a través de sus estaciones, la clases van acompañadas de material impreso (que bien podrían ser los libros que entrega el estado y que pueden recogerse en los colegio, tan igual como se va al mercado o cómo se cobrará el bono de 380 soles.) y que luego de desarrollar las actividades propuestas pueden retornar al colegio cada dos semanas (sabemos que la suspensión de clases durará más de lo previsto inicialmente)
Como podemos ver el mayor esfuerzo está en las zonas urbanas que teniendo proximidad física no tienen contacto organizado, ni mayor implementación tecnológica; un reto que se debe atender en el mediano plazo, tanto por el estado y la actividad privada; pero sobre todo por los mismos profesores.
La mesa está servida
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