EL ESTUDIANTE; DE ESPECTADOR A PROTAGONISTA

Una de las razones por la que existe la sensación de insatisfacción en padres y estudiantes durante las clases online es por las dificultades en la interacción y el contacto virtual. Si revisamos los resultados de las encuestas realizadas por el MINEDU a propósito de la estrategia Aprendo en Casa, encontramos que el 41% de los padres insatisfechos señalan la nula interacción docente/alumno como la razón de su malestar. En el lado de la educación privada no se cuenta con un estudio serio al respecto; sin embargo las opiniones en los blogs, redes sociales y la experiencia de tantas familias coinciden en la misma razón: ausencia de interacción.

Niños y jóvenes frente a una pantalla escuchando la explicación del profesor que ha convertido su hogar en un aula de clase con pizarra incluida (hasta pizarra virtual), pero que mantiene a los estudiantes en un rol pasivo no es la mejor garantía de un aprendizaje válido y relevante; más aún cuando el motivo de la clases es el desarrollo de unos temas que poco tienen de oportunidad para convertirse en experiencias de aprendizaje.

Para esta realidad el aporte de la PEDAGOGÍA DE LA INTERACTIVIDAD puede ayudarnos a devolver el rol protagónico que siempre debió tener el estudiante. A semejanza de la revolución del proceso de comunicación, el espacio de aprendizaje (no digamos aula) se convierte en una secuencia de producción de contenidos a partir de la investigación, el debate, la elaboración de experimentos, el diálogo constante, y una retroalimentación de ambas partes.
Ya no es el docente quien presenta contenidos; son docentes y alumnos que producen contenido, construyen y aprenden juntos. Los libros ya no tienen la hegemonía de la información, ésta se encuentra en la red de manera abierta y libre -pero a diferencia del modelo transmisivo-, no se la utiliza para reproducirla en un examen o un cuestionario sino que es puesta en juego para reelaborar el conocimiento desde la colaboración.

Se rompe la idea de que el docente es quien enseña y el estudiante quien aprende, todos aprenden, todos construyen, todos colaboran. La retroalimentación deja de ser una tarea del docente enfocada en lograr la reflexión del alumno durante su aprendizaje; por el contrario es una reflexión compartida y bidireccional entre docente y estudiante (Feed -Feed) ambos ganan con la regulación del proceso.

En la clase presencial poco se había aprovechado de esta propuesta, y en la modalidad de educación online o a distancia gracias al soporte tecnológico hay muchas oportunidades que no pueden desperdiciarse. ¿Qué se necesita? En principio que el profesor cambie el “chip” de su práctica pedagógica para dejar el rol instructivo y de pase a la construcción de aprendizajes con base en experiencias y colaboración. Para ello puede servirse de algunas metodologías muy populares: ABP, Proyectos, Design Thinking, Aprendizaje en servicio, etc.

Pero no se puede incorporar una pedagogía sin las herramientas necesarias; para este caso se requieren herramientas de colaboración y es ahí donde la tecnología nos ofrece todo un mundo de posibilidades; desde un muro para trabajar en equipo utilizando Padlet, o la elaboración de una presentación compartida usando Prezi o Genially hasta todo un ecosistema colaborativo como el de Microsoft 365 education o G Suite for education de Google, solo por nombrar las más conocidas.

Profesores y estudiantes cuya atención está centrada en la colaboración y no en la competencia, contenido impreso o digital que sirve de base para la reconstrucción y creación de productos que evidencien el aprendizaje, exámenes y tareas reemplazados por experiencias de aprendizaje vivencial. Este es el mejor momento para dar el cambio.

*Extracto de una capacitación ofrecida a profesores de los colegios de una conocida minera del sur del país.

Si quieres conocer un poco más al respecto puedes revisar este texto: Silva, M. (2005). Educación Interactiva: enseñanza y aprendizaje presencial y online. Barcelona: Gedisa.


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